Yo imaginaba que encontraría el traje de mi vida, verde o amarillo, colores de este verano, que me quedaría de muerte, que al verme querría sexo conmigo misma y de momento sólo he conseguido quererme morir con vestidos horrorosos y mi libido perdido en cada vestidor… Hoy, Feliz de mi, después de hacer que mi novio me evite por casa, mis amigas me hayan dejado de llamar… porque hay que decir que aunque soy compradora solitaria, soy de esas persona que saborea, degusta, goza, disfruta el acto de la compra, esta misión sí necesita asesores sinceros pero con más paciencia que los míos, que han salido huyendo…
Bueno lo que decía, hoy creía que había encontrado el
definitivo, el decisivo, se adaptaba a mi cuerpo, me miraba dentro del probador
y me hacía sentir mariposas en el estomago, era agua para un sediento, fuego
para leña en invierno, amor para el desamparado, calma para el aturdido,
sonrisas para las lagrimas, acariciaba mi piel, me veía mas alta, más esbelta,
así que salgo del vestidor flotando del entusiasmo, un poco para verme desde mas
perspectivas y otro poco para saber la optima y rabiosa opinión de la
dependienta, abro la cortina y me encuentro al pivón metro setenta y cinco de la
prima de mi novio con el mismo vestido y me dice: tiiiiiaaaa mira que waaay, me
lo quedo, me lo quedo, me lo quedo!!! Final, hemos acabado en la cafetería de en frente de la tienda, ella con bolsa, yo sin nada... siempre me quedará el no llevar nada, seguro que impresiono aunque sea al cura.